Un estudio revela que existe un equilibrio entre las poblaciones de este crustáceo y las de los pájaros que anidan en el archipiélago de Chagos
Las pinzas del cangrejo pueden llegar a ejercer una fuerza 100 veces superior a la masa corporal del animal (Mark Laidre)
Elena Martínez Batalla
19/12/2017 00:08
El cangrejo de los cocoteros (Birgus latro) es una especie de cangrejo ermitaño conocido por poseer una habilidad algo curiosa: es capaz de abrir cocos con sus fuertes pinzas para alimentarse de su contenido. De hecho, es el artrópodo terrestre más pesado que existe y toda una excepción dentro del grupo de los crustáceos, ya que puede llegar a pesar cuatro kilos y ejercer con sus pinzas una fuerza 100 veces superior a su masa corporal.
Pocas cosas se conocían hasta ahora de la especie, que habita en distintas islas del océano Índico. Sin embargo, gracias a un estudio publicado el pasado mes de noviembre en la revista científica Frontiers in Ecology and the Environment hoy sabemos que es un gran especialista en el arte de trepar por los árboles, donde causa estragos entre las aves que allí toman reposo.
El trabajo llega de la mano del biólogo de la Universidad de Dartmouth (Hanover, Estados Unidos) e investigador del National Geographic Mark Laidre, quien en 2016 se embarcó en una expedición de dos meses por el archipiélago de Chagos, ubicado en el centro del océano Índico, para descubrir más cosas sobre estos cangrejos.
Laidre escogió este remoto enclave a fin de estudiar el comportamiento de estos animales en su estado más salvaje. Encontró roedores en las madrigueras de esta especie de cangrejos terrestre, algo de lo que ya había oído hablar. No obstante, lo que más llamó la atención del biólogo fue el brutal ataque de uno de estos ejemplares a un piquero patirrojo (Sula sula) que descansaba en la copa de un árbol.
La imagen consternó al experto, que fue incapaz de grabar una escena a la que en pocos minutos se añadieron otros cuatro cangrejos que acabaron con la vida del pájaro. El trágico episodio impulsó a Laidre a seguir con su investigación y durante semanas el biólogo recorrió gran parte de las islas del archipiélago contando cangrejos y nidos de pájaros. Su esfuerzo y dedicación le permitieron, al fin, constatar que la presencia de esta especie de crustáceo en las islas del archipiélago desalienta a los pájaros y, en particular, a las aves marinas, a anidar allí.
De hecho, según la investigación, las distintas poblaciones de pájaros se acaban estableciendo, en su mayoría, donde hay gran cantidad de aves, a fin de contribuir en masa a mantener las islas libres de cangrejos, algo que consiguen comiéndose a los juveniles antes de que estos colonicen el territorio.
Tras el hallazgo los expertos proponen ahora seguir con la investigación y monitorizar y grabar el comportamiento de estos crustáceos a fin de descubrir cada cuánto ocurren estos episodios y qué consecuencias puede tener esta estrecha relación entre cangrejos y aves para el devenir de ambos.
Fonte: LA VANGUARDIA
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