POR DANIEL SANTORO
En estos tiempos en que la Argentina está teñida de intolerancia, de ataques personales a los que piensan distinto y de falta de solidaridad, la desconocida historia del ex cónsul general de El Salvador en Ginebra, coronel José Arturo Castellanos, recobra vigencia.
Se trata de un militar y diplomático que sin preguntar nada ni exigir nada salvó a unos 50 mil judíos de Europa del nazismo.
Había llegado a Europa como parte de una misión que iba a comprar armas a Checoslovaquia. Pero como era muy popular en su país y constituía un rival político para el presidente, el general Maximiliano Hernández Martínez, lo dejaron en Europa. Primero en Liverpool, luego en Hamburgo y finalmente en Zurich y Ginebra donde creó, junto con su amigo George Mandel Mantello, un esquema diplomático clandestino para salvar judíos.
En realidad, Mandel Mantello era un financista húngaro de origen judío que había modificado su apellido para no levantar sospechas. Incluso en los primeros años, ni el gobierno salvadoreño supo de este operativo. Para recibir listados de familias judías en peligro, desde Budapest u otras ciudades europeas nombró a Mantello con el cargo ficticio de primer secretario de su consulado.
Llegó a ser tan grande que la Cruz Roja pidió convalidar la documentación y Estados Unidos debió preguntar si esos miles de pasaportes salvadoreños eran legalmente válidos.
Castellanos murió a los 84 años en 1977 en la pobreza y en el olvido. Pero en el 2010, el gobierno de Israel lo distinguió con la mención honorífica de “Justo entre las Naciones”.
Por esa razón, el museo de la Shoá de Buenos Aires homenajeó la memoria de Castellanos.
En un acto, su presidente, Claudio Avruj, dijo que su historia “debe inspirar nuestra conducta, ya que el antisemitismo reviste hoy nuevos rasgos pero es igual de devastador”.
El nazismo fue una teoría racional más que una teoría política que nació de la intolerancia hacia lo percibido como distinto.
La historia de Castellanos demuestra que el humanismo se impone al horror.
Fonte: CLARIN
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