El barcelonés de 30 años que dirige la investigación del 3% no usa corbata y habla en catalán con los guardias civiles de Tarragona
El fiscal José Grinda, una secretaria judicial y el juez Josep Bosch LVE
Casi 50 minutos estuvo el juez Josep Bosch Mitjavila (Barcelona, 1985) reflexionando, solo en su pequeño despacho del juzgado de instrucción número uno de El Vendrell, si atendía la petición de los dos fiscales anticorrupción y ordenaba el ingreso en prisión del responsable de Infraestructures.cat, Josep Antoni Rosell. Finalmente decidió dejarle en libertad con cargos y retirarle el pasaporte. Fue la primera vez en este proceso que arrancó hace dos años que el juez discrepaba de los fiscales José Grinda y Fernando Bermejo. Hay quienes aseguran que ese día, tras una semana de infarto en el ojo del huracán político, el magistrado dio medio paso atrás. Pero sigue firme frente a una de las investigaciones más complejas e importantes de los últimos años: el caso del 3% y la presunta financiación ilegal de CDC.
"No se si tiene más presiones de las que seguro que él mismo se impone. Pero hasta ahora no se ha arrugado y con apenas 30 años ha firmado autos, como el registro de CDC y la detención de los dos últimos tesoreros de la formación, de gran trascendencia", apuntan quienes le conocen. Por el momento, ni el 3%, ni ser uno de los jueces que en su día obtuvo mejor valoración al final de la carrera se le han subido a la cabeza.
Bosch Mitjavila es lo menos parecido que pueda haber a un juez estrella. Accesible, amable, metódico y trabajador, lo que nunca ha hecho es exhibirse. Consciente o no del caso que tenía entre manos, desde que asumió la investigación de la presunta corrupción en Torredembarra, se ha protegido de la prensa. Ni una sola vez ha dado una declaración y cuando saltó su nombre a la palestra y se le quiso fotografiar, ya era demasiado tarde. Literalmente se lo tragó la tierra.
Estos días que los juzgados de El Vendrell han estado custodiados por medios de comunicación, ni una sola vez se le ha podido retratar. La imagen que acompaña este texto, se hizo el pasado agosto, cuando el caso Torredembarra ya estaba en marcha pero nadie imaginaba que Bosch, el juez que habla en catalán con los guardias civiles de la comandancia de Tarragona, llegaría tan lejos. Sabía que todo el mundo le buscaría, y por eso el miércoles prefirió no desplazarse a Barcelona. Sin corbata, como siempre, coordinó el operativo de detenciones y registros desde su despacho.
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