Pretenden que los paraguayos vuelvan de rodillas al Mercosur
Las recientes declaraciones del asesor para Asuntos Internacionales del Imperio del Brasil –al que vanamente se intenta disimular bajo la fachada de una República– Marco Aurelio García, señalando que a nuestro eventual regreso al Mercosur los paraguayos deberemos “someternos a las reglas” del bloque, ponen de manifiesto el espíritu revanchista y de indigna dominación que anima las políticas de relacionamiento bilateral y regional de los países vecinos hacia el Paraguay. Es evidente que nuestros socios pretenden que los paraguayos nos arrodillemos; que lleguemos arrastrados el 15 de agosto de 2013 a pedir por favor la recuperación del estatus de miembro pleno del Mercosur. Paraguay ha sido marginado del bloque no solo con base en una operación patotera y plagada de actos ilegales, sino sin otorgársele la posibilidad de defenderse.
Las recientes declaraciones del asesor para Asuntos Internacionales del Imperio del Brasil –al que vanamente se intenta disimular bajo la fachada de una República– Marco Aurelio García, señalando que a nuestro eventual regreso al Mercosur los paraguayos deberemos “someternos a las reglas” del bloque, ponen de manifiesto el espíritu revanchista y de indigna dominación que anima las políticas de relacionamiento bilateral y regional de los países vecinos hacia el Paraguay.
Analizadas en el contexto del devenir histórico, las expresiones de García tienen perfecta sintonía y guardan estrecha vinculación con la insidiosa acción del consejero José María da Silva Paranhos, ministro plenipotenciario del emperador Pedro Segundo, que tanta y tan profunda desgracia significó para la República del Paraguay en los aciagos años de la Triple Alianza, antes, durante e incluso después de aquella infame guerra de exterminio dirigida contra nuestro pueblo. Hoy, como ayer, el objetivo de los imperialistas continúa siendo el mismo: sojuzgar a los paraguayos, haciendo en la práctica imposible todo esfuerzo emancipador.
Según Marco Aurelio, cuando el Paraguay retorne al Mercosur deberá no solamente conformarse con todos los desmanes legales que se hayan cometido durante su ausencia –fundamentalmente en lo que guarda relación con la ilegítima incorporación del platudo gorila bolivariano Hugo Chávez al bloque–, sino, además, aceptar de buen grado y sin chistar todas las condiciones que se le impongan para que se le vuelva a otorgar la credencial de su plena membresía al proceso de integración regional.
Según dispusieron quienes se han erigido en tutores de los asuntos internos del Paraguay –Argentina, Brasil y Uruguay–, el levantamiento de la suspensión impuesta a nuestro país en la Cumbre Presidencial celebrada en Mendoza, el pasado 29 de junio, recién se producirá cuando un nuevo presidente sea electo en abril del año próximo y asuma sus funciones ejecutivas el 15 de agosto siguiente.
Pero si bien esa era la condición preliminar para restaurar la plena membresía de un país fundador del Mercosur como el Paraguay, ahora, por boca del enviado del imperio brasileño, venimos a enterarnos de que nuevas condiciones serán impuestas a nuestro país si pretende recuperar su participación en el proceso integrador. Nadie sabe a ciencia cierta cuáles serán, pero lo que Marco Aurelio García viene ahora a definir con máxima precisión colonialista es que el “club” se reservará el derecho de admisión, o readmisión y, sobre todo, las eventuales exigencias para el caso que nos ocupa.
Dada esta situación, es evidente que nuestros socios pretenden que los paraguayos nos arrodillemos; que lleguemos arrastrados el 15 de agosto de 2013 a pedir por favor la recuperación del estatus de miembro pleno al Mercosur.
Esta circunstancia debe, pues, ser ahora cuidadosamente estudiada por el actual gobierno del presidente Federico Franco, que tiene la responsabilidad de instrumentar todas las estrategias de política internacional que sean necesarias para evitar que la próxima administración llegue en una posición desventajosa o indigna a las negociaciones que deberán entablarse para una eventual reinserción en el bloque.
En este sentido, urge que se apliquen mecanismos de equilibrio geopolítico para evitar que el Paraguay quede a merced de sus vecinos en un deplorable estado de miserable indefensión. El Poder Ejecutivo, a través del brazo ejecutor de la política exterior que es la Cancillería Nacional, debe agudizar su ingenio y afinar su acción para implementar una estrategia de relacionamiento internacional más dinámica y, sobre todo, más creativa, para hacer frente a los desafíos presentes y futuros con más margen de maniobra.
Paraguay ha sido marginado del Mercosur con base en una operación no solo patotera y plagada de actos ilegales e írritos, sino, y sobre todo, sin otorgarle la posibilidad de defenderse como en derecho le correspondía. Pisoteando la propia normativa comunitaria –porque los intereses políticos prevalecieron sobre las consideraciones jurídicas, según dijo el presidente del Uruguay “Pepe” Mujica–, nuestros “socios” dispusieron, sin exigirle ningún tipo de condición, la incorporación de Venezuela al bloque.
Estos contundentes elementos NUNCA deberán dejar de ser considerados al momento de pensar en una eventual reincorporación al Mercosur. No se trata de meras cuestiones de relacionamiento diplomático, sino de asuntos del máximo interés geopolítico nacional que guardan relación con cuestiones tan cruciales como la preservación de la soberanía, el derecho a la autodeterminación, la igualdad de los estados y, muy particularmente, la proclamación y la incansable defensa de la dignidad de todos y cada uno de los paraguayos.
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