13 noviembre, 2011 - 17:48 - Juan Cruz
Habemus Papam
La película de Nani Moretti que exhiben ahora los cines españoles muestra a un actor enorme (en todas las dimensiones de la palabra), Michel Piccoli. Con humor contenido, con la rabia precisa, con la mirada perdida de los locos pero también con la mirada distraída de los hombres lúcidos que saben por donde no han sido llamados, interpreta a un Papa confundido y finalmente dimisionario, un Papa que dura en el Papado lo que un suspiro de monja. Disfruté mucho de la película; disfruté del papel del psicoanalista ateo a quien encargan que saque al cardenal elegido del ostracismo en el que lo mete el terrible trauma infantil que lo acompaña, y disfruté, en general, de ese clima de respetuoso cinismo con el que el cineasta (Moretti, que hace también de psicoanalista) aborda este viejo tema de las mil caras de la Iglesia. Hay abundante materia para reír, pero logra siempre Moretti poner esa risa en remojo, así que uno ve la película esperando constantemente la sorpresa de una carcajada, pero ésta nunca es plena, porque desata, al contrario, una sonrisa que apela más a la inteligencia que a la burla. La música es excelente, y la forma física de los (que hacen de) cardenales es realmente conmovedora, pues practican deportes con una destreza que sólo se entiende si proviene de la fuerza que les da Dios. Siempre en estas películas en las que la inteligencia domina sobre el chiste me acuerdo del gran amigo Rafael Azcona, que iba al cine los domingos por la tarde y buscaba en la cartelera filmes de este género. Si ya la vieron, pues buen provecho, y si no la han visto y se dejan aconsejar, vayan. Lleva tiempo en el cartel, y aquello estaba lleno, de modo que quizá hay mucha gente pensando que, en efecto, vale la pena, pues en esto del cine ya no sé qué va a ser de mucho público o no. Ah, y vayan sobre todo para ver a Piccoli. Qué actor, qué personaje.
Fonte: EL PAIS (España)
Nenhum comentário:
Postar um comentário