Google se enfrenta a España por el borrado de datos personales
La libertad de expresión y la privacidad en la Red chocan en los tribunales
ROSARIO G. GÓMEZ - Madrid - 18/01/2011
El derecho a la protección de datos y a la privacidad choca
de nuevo con Google. El gigante de Internet ha recurrido ante la
Audiencia Nacional alrededor de 75 resoluciones dictadas por la Agencia
Española de Protección de Datos (AEPD). Por primera vez, mañana se verán
las caras ante el juez, que tendrá que dictaminar sobre la colisión de
dos derechos: el derecho a la libertad de expresión online, que
esgrime Google, y el derecho a la dignidad personal por el que vela la
Agencia de Protección de Datos. El gigante de Internet cree que es un
caso de censura.
El regulador ha pedido en 90 ocasiones que se retiren enlaces
El buscador cree que es un caso de censura que crearía precedente en la UE
Para Google, el caso de España es especialmente sensible por un posible efecto dominó del llamado derecho al olvido
en otros países. Si la Audiencia Nacional diera la razón a la Agencia
de Protección de Datos se podría desencadenar una avalancha de
reclamaciones. Por eso es la matriz estadounidense la que ha tomado
cartas en el asunto y ha decidido asumir el litigio directamente. La
AEPD tiene varios contenciosos abiertos con Google. Uno de los más
peliagudos se refieren al rastreo de datos de redes wifi que a su paso
hizo su callejero fotográfico Street view.
Las cinco resoluciones
que mañana examinará la Audiencia Nacional se refieren a datos
procedentes de boletines oficiales y a una información publicada por EL
PAÍS en 1991 que aparecía reflejada en su edición digital. Son
reclamaciones, algunas de ellas presentadas hace tres años, en las que
se invoca el derecho de oposición y cancelación de datos para evitar la
difusión pública de datos de carácter personal. Hasta el momento, el
regulador español ha dictado alrededor de 90 resoluciones en las que
solicita la retirada de enlaces que pueden vulnerar la protección de
datos de los ciudadanos. La mayoría han sido recurridas por Google.
En
todos los casos, la AEPD requiere a Google para que excluya de sus
índices los datos reflejados en el BOE y en distintos boletines
oficiales regionales (de Cataluña, Madrid o Baleares) sobre los
afectados. En esta ocasión, siguiendo un modelo que se reproduce una y
otra vez milimétricamente, Google responde que no puede atender la
solicitud porque las informaciones de los resultados de búsqueda están
alojados en páginas web de terceros cuyo acceso es público. Subraya que
para eliminar estos contenidos era necesaria la colaboración de los webmaster.
Para
solventar este obstáculo, la AEPD requería en la misma resolución al
BOE para que arbitrara las medidas necesarias "con el fin de evitar la
indexación de los datos el interesado e impedir que sean susceptibles de
captación por los motores de búsqueda de Internet".
La iniciativa
del regulador de la privacidad español no ha sentado nada bien a la
compañía estadounidense. "Las leyes españolas y europeas defienden que
quien publica un material es responsable de su contenido. Exigir que
intermediarios, como los buscadores, censuren el material publicado por
otros tendría un efecto paralizante en la libertad de expresión sin
proteger la intimidad de las personas", dijo Peter Barron, director de
Relaciones Externas de Google.
Pero la AEPD mantiene una postura
bien distinta. En sus resoluciones insiste en "los efectos divulgativos
múltiples" que se producen a través de Internet y sobre todo la onda
expansiva de los buscadores. "A muchos ciudadanos les causa incomodidad o
perjuicios que se conserven sus datos en una página web y que puedan
ser recuperados por los buscadores con carácter universal", afirma
Artemi Rallo, presidente de la Agencia Española de Protección de Datos.
"Lo deseable sería que Google, en lugar de pleitear sobre el ámbito de
aplicación de la ley, diera una respuesta tecnológica para garantizar
los derechos de los ciudadanos", dice Rallo. Google suele responder en
las reclamaciones que se dirigen a la división española que ni es
responsable ni se encarga de la prestación del servicio de búsquedas en
Internet. Lanza la pelota a Google Inc como único responsable. Y puesto
que esta compañía opera desde Estados alega que no está bajo el paraguas
de la legislación española ni de la comunitaria.
La AEPD rechaza
cualquier tipo de censura -"es algo que no está en nuestro imaginario",
remarca Rallo- en las resoluciones que dicta. "Intentamos garantizar el
derecho a la protección de datos y la privacidad sin censurar noticias.
Pero creemos que los boletines oficiales tienen un problema: publican
información personal en exceso, es decir, desproporcionada para la
finalidad que se busca". Rallo considera que para la notificación de
multitud de actos administrativos se suelen incluir demasiadas
referencias (nombre, apellidos, DNI, dirección postal).
La agencia
ha visto casos de ciudadanos que han aparecido en los boletines
oficiales por haber recibido una incapacidad física, una subvención para
un tratamiento de metadona o una multa por hacer "aguas menores" en la
calle hace 30 años. "Esas páginas web pueden aplicar reglas de mayor
proporcionalidad y autocontrol en la información y documentación que se
hace pública", apunta Rallo.
Google considera que su servicio
pivota sobre la libertad de expresión y que no puede restringir el
acceso al buscador. Esto convertiría la Red, en su opinión, en algo
sesgado y no transparente. Por eso insiste en que es la web de origen la
que, en su caso, debería eliminar la información sensible.
El derecho a no resignarse
La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) defiende la
doctrina de que ningún ciudadano que no sea un personaje público ni
objeto de un hecho noticiable de relevancia pública tiene que resignarse
a soportar que sus datos personales circulen por la Red. Cuatro de las
cinco resoluciones recurridas por Google y que se verán mañana en la
Audiencia Nacional hacen referencia a informaciones que se publicaron en
el Boletín Oficial del Estado y en boletines de distintas comunidades.
Una de ellas fue interpuesta en abril de 2008 por un funcionario de
prisiones que fue objeto de una sanción disciplinaria en los años
noventa. Como manda la ley, dicha sanción se publicó en el BOE y algo
que en los tiempos en los que la gaceta oficial solo se difundía la
versión impresa hubiera pasado inadvertido para el público, se convirtió
en una infracción de alcance universal.
El interesado reclamó
entonces a Google para que sus datos no aparecieran en el buscador y
evitar así "la difusión pública desproporcionada de unos datos de
carácter personal unido a un hecho de rechazo social, como es una
sanción disciplinaria, así como al conocimiento de los mismos por
elementos de la banda terrorista ETA, de la que los funcionarios de
Instituciones Penitenciarias somos objetivo".
Otra de las resoluciones corresponde a la reclamación de una mujer para que Google borrara la
notificación de un edicto para el cumplimiento de una sanción
administrativa que fue debidamente saldada en tiempo y forma. La AEPD
sostuvo que la ley no obliga a que los datos personales figuren en los
índices que utiliza Google para facilitar al usuario el acceso a
determinadas páginas ni tampoco que se conserven en caché.
La
Audiencia escuchará también los argumentos sobre el caso de un
ciudadano que acudió a la AEPD tras comprobar que al teclear en el
buscador de Internet su nombre aparecía un artículo de EL PAÍS, fechado
en 1991, que perjudicaba su "buen nombre personal y profesional" y a la
intimidad y confidencialidad de sus datos. La AEPD estimó la reclamación
ante Google pero no la formulada a EL PAÍS por estar amparada por el
derecho a la libertad de expresión.
Fonte: EL PAÍS (España)
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