El fallo de 2009 le aplicó una pena de 8 años de prisión. Ahora la causa volverá a primera instancia.
PorSalvador Sales
Santa Fe. Corresponsal.
STORNI. FUE ACUSADO POR UN SEMINARISTA Y CUMPLÍA PRISIÓN DOMICILIARIA.
STORNI. FUE ACUSADO POR UN SEMINARISTA Y CUMPLÍA PRISIÓN DOMICILIARIA.
La Cámara de Apelación Penal de Santa Fe declaró la nulidad de la sentencia condenatoria para el ex arzobispo de Santa Fe Monseñor Edgardo Gabriel Storni. El 27 de abril la Sala IV notificó esta resolución, anuló el fallo que lo condenaba a ocho años de prisión por abuso sexual agravado por el vínculo. Ahora la causa volverá a primera instancia.
El abogado Eduardo Jauchen, defensor del ex arzobispo – quien había sido condenado el 29 de diciembre de 2009 –, esgrimió una batería de planteos en la apelación del expediente, recurriendo a la instancia superior: “violación al principio de imparcialidad” y “la no aplicación de la ley penal más benigna”, entre los fundamentos más importantes.
La defensa también se refirió a los “prejuicios, posturas religiosas, opiniones sociales sobre el hecho, objeto de la causa y una animosidad hacia la persona del enjuiciado, que manifiestamente cegaron al juez”.
Esta última sentencia fue redactada por vocales que no tomaron intervención previa en la causa, y lleva la firma de los jueces Sebastián Creus, Roberto Prieu Mántaras y Ramón Sobrero. Este último votó en disidencia.
Cabe recordar que la denuncia fue realizada, después de varios años del hecho, por el seminarista Ruben Descalzo, que vivía en las instalaciones del arzobispado local, cuando una tarde del caluroso mes de enero de 1993, el por entonces Monseñor Storni, lo habría visitado en su habitación y después de una conversación lo habría abrazado y besado en su cuello, lo que provocó la reacción del joven seminarista, aunque prefirió no delatarlo en el momento.
Para Olga Wornat, la escritora del libro Nuestra Santa Madre, que apareció en 2002 (contiene relatos de seminaristas sobre la dudosa conducta de Storni durante un retiro espiritual realizado en Córdoba años atrás), se mostró “profundamente indignada” por la decisión. “La situación en que se deja a las víctimas de Storni es horrorosa y deja un mensaje pésimo para la Iglesia”, agregó.
Storni no cumplía prisión en cárcel común, sino en forma domiciliaria, por su avanzada edad. Su caso se hizo público en 1994, cuando por orden del Vaticano el arzobispo de San Juan, monseñor José María Arancibia, investigó denuncias de jóvenes que estudiaban para sacerdotes sobre supuestos abusos sexuales cometidos en el Seminario santafesino y durante los retiros espirituales en Calamuchita. Los testimonios recogidos en ese momento apuntaban contra Storni, entonces el titular del Arzobispado de Santa Fe.
Sin embargo, el abogado penalista Eduardo Jauchen, que defiende a Storni, señaló que “la sentencia ha sido anulada y mi defendido sigue siendo inocente porque no se ha arribado a una condena. Afirmo que Storni jamás habrá de ser condenado” y agregó que van a pedir la “anulación del proceso judicial”. “Considero que lo que se tiene que anular no es la sentencia, sino el proceso. Cuando apelé, lo que pedí fue justamente eso, la anulación de la sentencia y del proceso, que adolece de vicios graves que van más allá de la valoración de las pruebas y afectan derechos fundamentales de mi cliente”, dijo en declaraciones a Télam.
Antecedentes
La iglesia argentina fue sacudida en los últimos años por varios casos de abusos sexuales. El de Storni fue uno de los más conocidos.
También tuvo gran repercusión el caso que involucró al padre Julio César Grassi, que se hizo famoso por su labor en la fundación “Felices los Niños” y su vasta presencia en los medios de comunicación. Grassi fue declarado culpable de abuso de un menor y su sentencia se encuentra actualmente en apelación.
Menos conocido es el caso del sacerdote Héctor Pared, que era responsable de un hogar para chicos de la calle en Florencio Varela. Pared fue condenado a 24 años de prisión por haber abusado de seis menores de condición muy humilde. Además le probaron golpes y otras humillaciones.
Fonte: CLARIN (Argentina)
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