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sábado, 8 de janeiro de 2011

Os judeus e a memória da Inquisição



Jacobo Israel, presidente de la Federación de Comunidades Judías en España


Propone, para luchar contra los prejuicios, "evitar que la gente se quede con el discurso fácil"“En el subconsciente español aún permanecen los siglos de la Inquisición”

Jacobo Israel es el presidente de la Federación de Comunidades Judías en España. A sus ojos, el fenómeno del antisemitismo en nuestra sociedad no supone que los judíos tengan un problema en España, sino que "España tiene un problema". Tras analizar los resultados de una encuesta realizada, concluye que "la formación no elimina los prejuicios", y opina que "en el subconsciente español aún permanecen los siglos de la Inquisición, en que los judíos eran quemados en la plaza pública como un espectáculo". Sobre el panorama religioso de España, afirma que "ya no quedan hombres de fe, sino de secta", y propone, para luchar contra los prejuicios, "evitar que la gente se quede con el discurso fácil".
P- Estamos en unos días especiales para la comunidad judía, la celebración de su Año Nuevo.
R- Sí, se le dice Año Nuevo, aunque en realidad lo que celebra fundamentalmente es la creación del hombre. Así que es el Año Nuevo de todos. Tenemos diez días de análisis del año y propósitos de enmienda para el próximo.
P- Comentabas que es un periodo de reflexión e introspección personal.
R- Sí, se perdonan las transgresiones contra uno mismo y contra el Señor, pero nunca contra otras personas, pues las deben perdonar las otras personas. En este periodo la gente se pide perdón por los males que se puedan haber causado.
P- ¿Tenemos mucho que reflexionar los hombres de cualquier condición? En los últimos tiempos estamos asistiendo a muchos hechos escandalosos y tristes en lo tocante a lo religioso. En el ámbito mundial, hemos visto lo que ha desencadenado el aniversario del 11-S (la quema del Corán por parte del pastor protestante Terry Jones...)
R- Yo creo que sí, que el hombre religioso debería reflexionar, porque si es religioso es porque cree en el Creador del mundo. Y el Creador del mundo, independientemente de todas las religiones, y de todas las revelaciones que haya podido hacer, lo que pide del hombre es que cuide de la humanidad, que cuide del universo que Él mismo ha creado. Esto se pierde en luchas intestinas, con el patriotismo o las guerras. Desgraciadamente, se pierde el concepto de religión del hombre ligado al Creador, para pasar al hombre de secta, el grupo que intenta ir contra los otros grupos.
P- ¿O tal vez al Dios creado "a imagen y semejanza del hombre", y no al revés?
R- También. Lo deciden los hombres y dicen "Dios lo quiere". Es un tema ya muy manido. Pero lo que Dios quiere, clarísimamemte, es que cuidemos de su mundo creado, y que no nos hagamos daño entre los hombres. Por eso es triste que la violencia aparezca por motivos religiosos. Es doloroso. Pero a lo mejor también es inevitable para dar un paso más en la evolución del hombre, y que termine este periodo de muerte.
P- ¿Cómo afrontáis este mundo en construcción, que parece que necesita cada vez más una figura espiritual, pero que no sabe a qué Dios aferrarse? En España la sociedad judía es minoritaria...

R- ...Sí, somos un 1 por mil de la población, no podemos influir decisivamente. Pero yo creo que el problema del mundo actual es la pérdida o la sustitución de los valores. Se ha perdido el valor religioso, pero no se ha sustituido por la moral, y los valores religiosos que permanecen no son generales, sino de secta, de grupo. No queda el valor universal de la religión, del hombre de fe.

Desgraciadamente, poco podemos hacer ante esta pérdida de valores. Esta enorme liberalidad hace que los nuevos valores tengan que nacer de la experiencia de la nueva sociedad, más abierta. La anterior sociedad era una sociedad restringida, y por ello los valores estaban constreñidos. En la nueva, en cambio, es de suponer que los valores deben proceder del hombre en sí mismo. Creo que la humanidad avanza muy lentamente, pero avanzará.


P- ¿No es extraño que en una sociedad global como en la que estamos, en la que la confluencia de culturas y de pensamientos debería ser algo más propio y significativo, nos sigamos encontrando con clichés y con prejuicios muy aferrados? ¿Incluso con guetos de odio?

Hace pocos días se ha presentado el resultado de un estudio elaborado por el Movimiento contra la Intolerancia, con vuestra colaboración, que da unas cifras un poco preocupantes.

R- Es verdad que el odio y la discriminación, los elementos negativos de la fuerza, y los estereotipos, permanecen y se multiplican, a pesar de esa propaganda que dice que vivimos en un mundo mucho más abierto. La publicidad y los medios tienen una importancia terrible. La gente lee poco y analiza menos, y, por lo tanto, se queda con los titulares de las cosas (no sólo de los periódicos, sino de todo lo que le llega). En este sentido, los prejuicios antisemitas, que vienen de muy antiguo, han ido reforzándose. La ultima encuesta daba el resultado del 34% de odio al judío. Pero, además, daba datos casi peores, extraídos de las preguntas que buscaban valoraciones sobre si, por ejemplo, los judíos tienen demasiado dinero y demasiado poder. Y más de un 50% respalda ese estereotipo. En algunos casos, sube hasta un 62%.
P- Leyendo vuestras apreciaciones al respecto, se da la circunstancia de que, los que supuestamente están más formados (jóvenes universitarios, con carrera...), son el menor porcentaje de aceptación a los judíos.

R- Sí. Prueba de que la formación no elimina los prejuicios. El conocimiento no siempre ayuda a abrir puertas. 

Y, luego, hay un elemento curioso: los que se definen de extrema derecha con simpatía hacia los judíos, son más que los de centroizquierda con simpatía hacia los judíos. Lo que significa, no que los judíos tengamos un problema en España, sino que España tiene un problema.

P- ¿Estos porcentajes recogidos en España no coinciden con los resultados a nivel mundial?
R- No, para nada.
P- ¿El problema es distinto en España?

R- Yo creo que el problema es que el español que se define como centroizquierda seguramente no corresponde a lo que se define como centroizquierda en Europa. Y lo mismo para el que se define como extrema derecha. Quizá porque estamos sesgados de forma diferente, o por la propia devolución de la sociedad, que ha salido de la etapa franquista y ha alcanzado la democracia relativamente hace poco tiempo. Es muy importante hacer una análisis de este hecho.

Por otro lado, el prejuicio hacia el otro siempre consiste en aplicar un estereotipo negativo a la totalidad de un grupo. Decir, si éste roba gallinas, que todo su pueblo roba gallinas.

P- Según los datos, y según vuestra propia valoración, ¿los prejuicios están empezando a alcanzar unos límites no del todo tolerables en una sociedad adulta y democrática, como se supone que es la nuestra?

R- Así es. No son para nada tolerables, sobre todo si uno analiza la opinión publicada. La opinión publicada es muchas veces más importante que la opinión publica. Cuando uno analiza los periódicos, se da cuenta de que algo falla.

Un periodista me preguntó hace poco si es que a lo mejor se está definiendo como antisemitismo el ataque al gobierno de Israel. Y yo le dije: "No, mire, la crítica a cualquier gobierno es un tema que hay que liberar. Un cargo público tiene que dejarse criticar, es legítimo. Eso está claro. Lo que nosotros entendemos, partiendo de la definición de la Organización de Seguridad y Cooperación Europea, como antisemitismo, es la deslegitimación del Estado de Israel. Eso sí es antisemitismo. Nadie diría del Estado Español, o del Estado Cubano, que no tienen derecho a existir. 
Muchos mezclan política y religión, política y sociedad... Ésta es la diferencia.

P- Sin embargo, los resultados de la encuesta sorprenden porque desmienten que el origen del odio a Israel sea el conflicto árabe-israelí. Por lo menos en España, un país cercano a la cultura árabe.
R- Sólo el 17% justifica su posición por este motivo.
P- ¿Hay muchos que ni siquiera saben la razón?
R- Claro. En el subconsciente español aún quedan guardados los siglos de la Inquisición, en que los judíos eran quemados en la plaza pública como un espectáculo. La población piensa que les quemaban por ser malos. Esto es lo más negativo del posicionamiento actual español: que no ha tomado conciencia de cuántos prejuicios había en la antigua sociedad, y que esos prejuicios permanecen por falta de estudio. No ha aprendido de los errores del pasado y no ha entendido que una falsedad, aunque sea repetida muchas veces, sigue siendo una falsedad. Puede ser una realidad, pero nunca una verdad.
P- ¿Cómo os sentís los judíos en España?

R- Somos una comunidad muy integrada, entre otras cosas, porque somos de habla española, físicamente poco discernibles del resto de la población... Somos iguales en vestimenta, lenguaje... Por eso se entiende menos el odio antisemita.

A pesar de esto, nos sentimos bien, bastante integrados, con nuestras peculiaridades religiosas que no implican separación del resto de la población. 
Afortunadamente, hasta ahora el antisemitismo presente en la población es más de sentimiento, verbal, publicado, "literario", que de violencia física. Cuando dicen que España es el país más antisemita de Europa, yo niego. Puede ganar en sentimiento antisemita, pero no en actos antisemitas. No es donde más difícil es la vida para un judío.

P- ¿Pero, no obstante, es cierto que hay determinados comportamientos que la sociedad debe aprender a no justificar, si es que queremos ser una sociedad justa y tolerante?
R- Absolutamente. Y esto es tanto o más importante en las universidades y centros de educación, porque estos sentimientos hay que frenarlos por parte de las instituciones. Hay que evitar que la gente se quede con el discurso fácil.
P- Intentaremos trabajar para erradicar esta lacra, cada uno desde nuestras posibilidades. Muchas gracias, Jacobo.
R- A vosotros.

Fonte: Religión digital

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