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Berlusconi y la oposición desconfían de la justicia
Tanto el jefe del Gobierno como D'Alema, líder en la sombra del centro-izquierda, aseguran a la Embajada de EE UU en Roma que la magistratura amenaza al Estado
Los cables del Departamento de Estado filtrados a Wikileaks
parecen confirmar una sospecha muy extendida en Italia: que existe el inciucio:
la componenda entre la casta política. El compromiso variable pero
latente entre el Gobierno de Silvio Berlusconi y la cúpula de la
oposición del Partido Democrático.
- Capital:
- Roma.
- Gobierno:
- República.
- Población:
- 58,145,321 (est. 2008)
"Me han absuelto y me acusan de lo mismo", se queja Il Cavaliere
Italia
A FONDO
Para EE UU, el jefe del Estado apoya la inmunidad del primer ministro
Los documentos secretos consultados por EL PAÍS revelan que Massimo D'Alema, ex primer ministro, veterano líder ex comunista y actual líder en la sombra del Partido Democrático, comparte por ejemplo con Silvio Berlusconi la misma visión sobre la magistratura, el histórico caballo de batalla de Il Cavaliere.
Un cable secreto y reservado a
ciudadanos estadounidenses de 3 de julio de 2008, emitido por la
Embajada de Roma, revela que D'Alema dijo en 2007 al embajador de
Estados Unidos Ronald P. Spogli una frase que habría podido firmar a
ojos cerrados su "archirrival", como definió en su día Spogli a
Berlusconi: "Aunque la justicia italiana se considera tradicionalmente
de izquierdas, D'Alema afirmó al embajador el año pasado que la
magistratura es la mayor amenaza para el Estado italiano".
La
perplejidad de Estados Unidos ante la tensa relación entre justicia y
política en Italia se expresa en otro cable confidencial del 1 de enero
de 2010. El actual embajador, David Thorne, escribió aquel día que
"Berlusconi identificó sin evasivas a la magistratura como el gran
problema, y contó que estaba listo para forjar una alianza con el
centro-izquierda para poner en marcha la reforma de la justicia".
Berlusconi
aprovechó aquella larga visita de Thorne para lamentarse del trato que
le han deparado los jueces. "Afirmó que un sistema legal en el que los
casos no se resuelven nunca definitivamente - te pueden absolver de un
delito y así y todo el caso puede ser reabierto más tarde- intoxica al
sistema económico y político italiano. Y arguyó que eso es justo lo que
ha sucedido en su caso, que ha sido absuelto en el pasado, pero las
mismas acusaciones siguen retornando repetidamente", escribía Thorne.
En
aquel cable de julio de 2008, su antecesor en el cargo, Spogli, trataba
de explicar a Washington que Italia "lleva 15 años intentando reformar
un sistema judicial ferozmente independiente", y que "la práctica
habitual de filtrar escuchas telefónicas a la prensa produce gran
incomodidad a los implicados" y suele acabar sin que aparezca el
culpable de las filtraciones.
Varias cintas de audio con
Berlusconi como protagonista habían sido filtradas a la prensa y
publicadas en aquellos días. Y Spogli anotaba: "El secretario de Estado
del Consejo de Ministros, Gianni Letta, le dijo al embajador el 2 de
julio que otras cintas comprometedoras podrían ser publicadas en las
próximas semanas".
El despacho es llamativo. Menos de un mes
después de que Berlusconi hubiera sido investido presidente del
Gobierno, Spogli anotaba que "la luna de miel política" del Cavaliere ha
terminado, y lo achaca a la acción de "los fiscales", que "han
acelerado los procesos de sus casos penales pendientes" y amenazan con
llamarle a testificar en ocho días distintos del mes de julio.
"Esos
procedimientos, las cintas filtradas y la probabilidad de nuevas
filtraciones tienen preocupados a los colaboradores de Berlusconi",
informaba Spogli, quien anotaba que "el primer ministro se queja con
frecuencia de que los fiscales programan sus investigaciones para
dañarle políticamente, [con una] 'justicia de relojería".
El
Gobierno, proseguía Spogli, había olvidado sus promesas de reformas para
caer en "un furor político de nuevas propuestas legislativas que
bloqueen las investigaciones", furor que, matizaba, "no ha disminuido la
popularidad de Berlusconi".
El embajador enviado por el Gobierno
del presidente George Bush a Roma en 2005 apuntaba además que Silvio
Berlusconi estaba ya en ese momento "consultando con sus socios de
coalición la ley que restringiría el uso de las escuchas telefónicas".
El
despacho incluía este comentario final: "Los problemas legales de
Berlusconi han marcado sus 15 años como político, aunque nunca ha
recibido una condena definitiva. Ahora que incluso algunos miembros de
la oposición rechazan el timing aparentemente político de las
recientes investigaciones de la magistratura y apoyan la reforma de la
justicia, parece que los fiscales políticamente motivados pueden haber
ido demasiado lejos".
Y agregaba: "El implícito apoyo del
presidente [Giorgio] Napolitano a una ley que confiera inmunidad penal
a, entre otros, Berlusconi, significa que los problemas legales de
Berlusconi podrían quedar aparcados pronto".
Spogli concluía,
profético: "Berlusconi ha chocado con vientos en contra, y no está claro
si estos han girado a su favor. En un caso extremo, es posible imaginar
un escenario en el que Berlusconi pueda perder mucha popularidad y su
capacidad de alentar reformas, o incluso su poder de gobernar".
El
cable revelaba también que el proyecto de amnistiar todos los delitos
menores cometidos antes del 30 de junio de 2002, "que podría suspender
al menos uno de los procesos contra Berlusconi", había "confundido"
incluso a varios parlamentarios de Forza Italia, según declararon estos
mismos al consejero político de la Embajada.
Al detallar los casos
judiciales pendientes (Mills, Mediaset e intercambio de favores
políticos con el director de RAI Ficción, Agostino Saccà), Spogli
apuntaba con sobriedad: "Berlusconi le pide que algunas showgirls tengan más tiempo en antena".
"A
pesar de estos 15 años de debates sobre la necesidad de reformar la
justicia", afirmaba el embajador, Italia no "ha hecho ningún avance
significativo. Los italianos, en su mayoría, consideran que su sistema
judicial está averiado, quizá más allá de toda reparación, y tienen muy
poca confianza en que el sistema ofrezca realmente justicia".
Fonte: http://www.elpais.com
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